Es un bello pueblo cacereño de calles tortuosas, de gran tipismo, y gente abierta, afable y deseosa de agradar a los muchos visitantes que recibe, no ya sólo con ocasión de La Encamisá, sino en todas las épocas del año; dista de la capital de la provincia 58 kilómetros, 12 km. de Coria y, por el camino más corto, poco menos de 50 km. de Plasencia.
Entre dos ríos, el Tajo y el Alagón, Torrejoncillo es una localidad enclavada al paso de la carretera comarcal 526, que parte del kilómetro 174 de la Nacional 630, a la altura del viejo puente de Alconétar, y lleva hasta Ciudad Rodrigo, pasando por Coria, Moraleja y alguno de los más bellos pueblos de Sierra de Gata. Tiene como otros accesos la carretera local 210, ramal de la ya citada 630, que empieza en el Puerto de los Castaños y a través de la cual se llega también al increíble conventito del Palancar, en el que San Pedro de Alcántara dejaría el más fiel reflejo de su carácter. Otra carretera provincial une a Torrejoncillo, pasando por Coria, a la Nacional V en Navalmoral de la Mata y que recorre los bellos parajes del Valle del Alagón. La estación ferroviaria más cercana es la de Cañaveral a 15 kilómetros.
Su término, mayoritariamente de monte bajo y encinares, con casi 1.200 hectáreas de regadío, abarca 90 kilómetros cuadrados, y sus principales productos agrarios son el maíz, el tabaco, el tomate, el pimiento y las judías, aparte de cereales varios, olivo y vid, que se dan en su secano. Su potencial ganadero, está representado por unas 3.000 cabezas de ganado ovino y alrededor de 1.600 de vacuno.
Como otros tantos pueblos de la tierra extremeña, ha sufrido la sangría de la emigración, y su censo está reducido a 3.700 habitantes.
Son monumentos dignos de ser visitados en Torrejoncillo: el Ayuntamiento, la Iglesia de San Andrés y sus cuatro Ermitas.
Industria y comercio:
Fábrica de paños pardos, en cuya operación se empleaba casi todo el vecindario, antes del establecimiento de las máquinas en Béjar, Hervás, Coria y Cañaveral; quedando en el día pocos telares; dos tenerías, una fábrica de sombreros bastos, otra de tinajas, dos aceñas, tres batanes, dos molinos harineros y tres de aceite.
El principal tráfico consiste en paños y lanas.
Población: 1.200 vecinos; 6.573 almas.
Capital de producción: 10.743.500 reales.
Impuestos: 537.175 reales.
Contribución: 79.624 reales y 13 maravedies.
Esta población fue casi enteramente destruida en 1809, pero ya se halla restablecida.
Pascual Madoz (fecha)