Dn. Juan José Linos Fernández
Que las campanas repiquen
desde el campanario
y lo anuncien a los cuatro
vientos.
Que su dulce tañir recorra
todo el pueblo,
de oriente a poniente
y de la vega al cerro.
Que las escopetas disparen
al viento
y su estruendo solemne,
retumbe en cada rincón del pueblo.
Corred la voz por los campos,
quebrad el silencio,
proclamadlo en las plaza,
anunciadlo en las plazuelas,
pregonadlo desde azoteas
¡Está muy cerca el momento!
Adornad vuestras casas,
Engalanad las calles
Y que todo el pueblo,
Se vista de fiesta como si
Fuera nuevo.
Que se paren los telares
y las máquinas en los talleres,
olvidad el desasosiego de
vuestros negocios.
Levantad la mano del arado
y que hasta en el establo,
los animales perciban,
algo distinto en el viento.
Olvidad por unos días el dolor
que nos rompe por dentro,
desterrad la tristeza,
alejad el sufrimiento:
¡Vamos a vivir el gran acontecimiento!
Preparad el corazón,
haced una tregua en vuestros pleitos,
que renazca la amistad,
que una paloma blanca vuele
sobre el pueblo
y que otro año más
comience de nuevo,
la fiesta solemne de nuestro pueblo.
Encamisá callada de la víspera
vivida en silencio.
Encamisá tibia, de madrugada,
desgranada "Ave Marías"
por las estrechas calles,
mientras duerme el pueblo.
Encamisá del silencio
hecha de promesas,
de súplicas sinceras,
de ruego y deseos,
que alegren un poco
la vida maltrecha
a que nos somete el tiempo.
Encamisá anónima y austera
sentida en lo más hondo,
sin ruido, sin campanas,
de corazón a corazón
como una confidencia.
Plegaria sencilla
envuelta en el misterio.
¡Oliva verde,
paloma blanca,
siembra de paz
los campos de este pueblo!
Encamisá del recuerdo
por el hijo que no está,
por el amor que estuvo a
nuestro lado
y desapareció en silencio.
Por aquellos que otras madrugadas
recorrieron estas calles
y ya se fueron.
¡Dios te salve, María,
a ti clamamos, Santa María,
por un poco más de felicidad
para nuestros días!
...Y la noche callada
se llenará de estrellas,
con nuestros deseos.
¡Encamisá de Torrejoncillo!
Una plaza hirviendo de emoción,
de gozo, de entusiasmo,
de fervor y sentimiento,
de grandes y chicos,
de jóvenes y viejos,
de hombres y mujeres
sin distinción de apellidos
ni abolengos.
Noche solemne
de oscuridad transparente.
Noche sonora
de canciones y vítores.
Noche de todos los tiempos,
la noche solemne de mi pueblo.
¡Encamisá de Torrejoncillo!
Estandarte enarbolado al viento
entre un mar de manos
tendidas al cielo.
Gargantas que al unísono
estallan en vítores,
de emoción y sentimiento.
Corazones distintos
latiendo todos a un tiempo.
Emociones contenidas,
lágrimas en los ojos,
las campañas al viento y
mil escopetas rompiendo el
silencio.
...Y en la noche hermosa
blancos jinetes recorrerán
las calles,
una vez más, otro año más,
cumpliendo con el rito
que nos legaron
otros torrejoncillanos,
a lo largo del tiempo.
¡Encamisá de Torrejoncillo¡Historia o leyenda
leyenda o historia?
Qué más da, tradición al fin y al cabo,
conciencia colectiva,
vuelta al origen, a la raíz,
lo que nos identifica como
pueblo,
sentimiento y misterio.
¡Encamisá de mi pueblo!
de todos y cada uno de nosotros:
de los de ayer,
de los de hoy,
de los de mañana,
din distinción de clases no colores,
sindicatos o partidos,
gran fiesta de la unidad de un pueblo.
¡Encamisá de mi pueblo!
Virgen Inmaculada, la Pura,
la sin mancha,
consuelo de nuestras penas,
¡Madre protectora de toda
los tiempos,
nuestra patrona!
¡Encamisá de mi pueblo!
Procesión al atardecer,
entrando en la iglesia
y tora vez la emoción,
y el grito de júbilo
y la pólvora.
¡Salve, Dios te salve, Reina
y Madre
te aclamará mi pueblo!
Vuelve a nosotros tus ojos
misericordiosos
y desde tu altar, otro año más,
preside en silencio
la vida del pueblo.
¡Encamisá de Torrejoncillo!
¡Encamisá de mi pueblo!
a la que yo, tantas veces,
he tenido y tendré
que soñar de lejos.
A ella os quiero convocar
hoy desde este pregón:
A los más mayores de
nuestro pueblo,
a nuestros abuelos,
a los que tal vez, esta fiesta les llene
de nostalgia y recuerdos.
A ellos hay que agradecer
esta tradición,
este noble sentimiento,
que nos ha sabido conservar y transmitir.
A los niños.
A los que esa noche
a hombros de sus padres,
contemplarán asustados
los fogonazos de las escopetas.
Ojalá entre todos, padres,
maestros y amigos,
os sepamos transmitir este
sentimiento,
con el que muchas generaciones
de paisanos vuestros
se han emocionado
y han sentido un nudo
en la garganta.
A los jóvenes.
Sobre todo a los que piensan
que esto
no va con ellos.
Que la modernidad está
en "romper con todo"
y en refugiarse
en paraísos artificiales
de droga, alcohol y sexo,
olvidando que las tradiciones
son importantes,
porque nos unen a unos con otros,
rompen nuestra soledad y
nos devuelven la conciencia
colectiva de pueblo.
Participad de la fiesta como
parte importante
que sois y consevad para
el futuro,
este legado hermoso.
Quiero convocar también:
A los que estas fechas,
algún tipo de sufrimiento,
os impide vivir en plenitud
la alegría de la fiesta.
A los que sufren
cualquier tipo de enfermedad.
A los que no los llega el dinero
a fin de mes
y hay que hacer cuentas,
una y otra vez, para estirarlo.
A los que están sin trabajo
y esperan, tal vez sin esperanza,
esa oportunidad, esa puerta
que se abra,
esa promesa que no llega.
A los que han tenido que
emigrar a otras tierras
para buscar allí el trabajo y el pan
que aqu´ñi no encontraron
y esa noche la recordarán
con nostalgia
en la distancia.
A los que la vida maltrata
de cualquier forma,
interponiendo obstáculos
para encontrar la felicidad.
A todos los que estáis aquí
esta mañana tibia de diciembre
y habéis esperado con ilusión
la llegada de estas fechas
en el calendario.
A nuestros vecinos de los pueblos
más cercanos,
que comparten con nosotros
ilusiones y esperanzas.
Y a todos los que comparten
esta tierra y este cielo,
que se llama Extremadura.
Y quisiera convocar a todos, en fin,
en nombre de esta Virgen Pura,
nuestra patrona,
a hacer posible una fiesta sin fin:
trabajando día a día para
hacer un pueblo mejor.
Una sociedad más justa y solidaria,
un mundo más humano y habitable,
donde la alegría y la felicidad
no sean patrimonio de unos pocos.
Donde vivir no sea arrastrar
una dura condena.
Donde los humildes y sencillos
no tengan que avergonzarse.
Donde no triunfen solamente
aquellos que pisan a más gente.
Donde la amistad, el amor,
la vida y la poesía sean posibles.
¡Que repiquen las campanas
en el campanario!
¡Que las escopetas disparen al viento!
¡Que corra el vino de la amistad!
¡Que comience la fiesta!
¡Que todos a una gritemos...
¡Viva María Inmaculada!
¡Viva la Encamisá!
¡Viva Torrejoncillo!