Dña. Mª Juliana Arias Méndez
Muy buenas noches a todos:
A nuestra Inmaculada, a las autoridades civiles y autoridades de la Iglesia, a Paladines de la Encamisá, a los Sres. Mayordomos, a la Oferente, a mi madre que está en casa viéndome. Un saludo también entrañable para aquellos que desde la distancia están sin embargo tan cerca de nosotros.
A todos vosotros, buenas noches.
Es para mí un honor representar ante María a mi pueblo, a Torrejoncillo, a esa gente que tanto la ama, y que esperan hoy que mis palabras les acerquen un poco a Ella: estoy segura que sí, que me inspirará y me ayudará a calar en vuestros corazones.
Las ideas recurrentes en el Pregón de esta noche, las que he querido reflejar son por este orden, la idea de María humilde, humilde en su Encamisá y la de una Encamisá en la que todo tiene que ver con María y en la que todo gira en torno a ella.
Para comenzar, contaros cómo me llegó ese anuncio de que este año tendría que participar tan activamente de nuestra fiesta. De cualquier manera que pretendiera hacerlo llegar a vosotros sería inferior a mis sentimientos a lo largo de estos días: desde que me lo comunicaron, los días previos a que se hiciera público, este mismo momento..., se me ocurrió que os podría decir que para mí ha sido como un bello cuento, un cuento que no quisiera que acabara aquí, una ilusión que desearía que me acompañara siempre a lo largo de mi vida, porque ha sido y está siendo, una de las cosas más bonitas que he vivido...
Como pudiera comenzar un cuento, dice así:
Era noche cerrada, cerca de la media noche, y me quedé despierta hasta tarde...como tantas otras veces. Pero esa noche, la recordaría siempre: iba a ser distinta, y alegre, muy alegre. Sonó un coche y al momento una llamada en la casa. Algo muy malo o muy bueno pasaba.
Supe que esa noche cambiaría mi vida... Alguien llamó a mi puerta: ¡María venía vernos!, a mi casa...y yo en pijama. Como alguien muy grande que entra en una casa humilde, pero que no se considera grande, y es en eso donde radica también su grandeza, representada y custodiada por todos sus flancos por sus Paladines, me pareció que María me dijo: ADELANTE, puedes hacerlo...
Este año La Encamisá será distinta, pensaba, este año ¿de dónde va a salir la procesión?...iba a aprender a plegar el pañuelo de gajo para la ofrenda, porque mi tía Mele, que siempre me daba su toque, hace años que no está, y mi vecina y yo íbamos a aprender... Otra vez será, este año me tocaba hacer algo más importante: PREGONAR A MARÍA, y yo sin saberlo...
Este año no me imaginaba el día de la Pura..., sabía que sería un día distinto, pero pensé que nada tendría que ver conmigo personalmente sino con la reforma de nuestra iglesia.
A lo largo de mi vida he aprendido a valorar lo poco o lo mucho que haya tenido en cada momento: me ha tocado vivir momentos difíciles, como a todos alguna vez en nuestra vida, pero he intentado siempre salir ADELANTE: tenía que hacerlo, debía hacerlo. Me han ayudado mis padres, mi familia (y aquí incluyo a muchas personas), mis amigos, mis conocidos y vecinos...todos han ayudado a que esté hoy aquí, Y POR SUPUESTO, MARIA.
Hace 150 años se proclamó el Dogma de la Inmaculada Concepción: es algo que debemos creer, pero que yo creo que es lógico: todo en María era especial, TODO, estaba preparada por Dios para ser su madre: Él lo tenía todo previsto; no nos pidió que comprobáramos empírica o científicamente la veracidad de sus palabras: Nos pidió que confiáramos, que creyéramos en ellas, igual que nos pidió creer y amar a María, a todo y en todo lo que ella está representada, el Dogma que conmemoramos es sólo una más de esas verdades que debemos creer sin ver. Os animo a confiar en María: a mí siempre me ha ayudado.
MARÍA INMACULADA: un soplo de aire fresco, la concebida sin mancha, la sencilla, humilde María Inmaculada, sobre la que se proclama un Dogma, la que se eleva por encima de dogmatismos: la que eligió todo un DIOS, para ser sólo una madre, pero ¡Qué Madre!
Quiso que fuera como una de las madres torrejoncillanas, como cualquiera de las madres de Nazharet. Así lo hizo, y desde entonces, la que hubiera sido la más pequeña y una más entre las buenas mujeres fue MADRE, con mayúsculas.
Nuestra Inmaculada es Ella: sencilla, mujer, entregada a los suyos, obediente a los designios de Dios.
Pequeña, pero hecha desde su Concepción para ser la más grande entre las mujeres, porque ése era su destino, su camino, el Plan de Dios para Ella.
Su imagen la tenemos este año en la pequeña, acogedora y preciosa, pero humilde ermita de San Antonio: y se la ve bien, a gusto, con el Santo al lado sujetando al Niño ¡Qué Estampa!..., a mí me parece enternecedor...
Este año las fotos van a salir quizá menos bonitas: porque no está el precioso Retablo Barroco de la Iglesia, pero será una imagen entrañable, cercana, hogareña, adoraremos igual a María, y sentiremos ganas de fundirnos en un abrazo con ella; desde su corazón de Madre, Ella espera ese abrazo, de todos y cada uno de nosotros: a unos para consolarnos de la pérdida de seres queridos, a otros para animarnos a no ver todo tan oscuro, a los que les va un poco mejor, a decirles, ADELANTE, con una sonrisa,... Y VA A ESPERARNOS: uno por uno, como todos los años, a que le contemos, a que le pidamos su intercesión por nosotros.
CUANTAS HISTORIAS LE CONTAMOS...: ES NUESTRA MADRE, DEBEMOS CONTÁRSELAS. Unas veces nos será concedido nuestro ruego, otras no podrá serlo...PERO SIEMPRE NOS AYUDA. Siempre hay un modo de seguir su camino, esa estela que Ella va dejando distinta y diferente en la vida de cada uno de nosotros.
Vivamos cada uno nuestra vida, sepamos interpretar su voluntad en nuestra vida, sepamos aceptar y afrontar nuestro camino: no estamos solos...como decía aquella canción que aprendimos de pequeños :"Cuando recorras la Vida tú nunca sólo estás: contigo por el Camino, Santa María va".
Hoy, esta noche de Pregón, mágica noche, preludio y antesala de olor a pólvora, de jinetes, caballos y escopetas, - anuncio de faroles, de lumbres, de vivas que bordan la noche desde el corazón de Torrejoncillo, Esta noche, que las palabras se vuelven AMOR, que delatan nuestro amor, amor por María, amor que Ella nos devuelve en un Eco, como si tocara cada uno de nuestros corazones.
Torrejoncillanos, Paladines de María, qué privilegio me habéis dado,...qué responsabilidad, pero qué felicidad de poder hacer junto a vosotros este Pregón: ese anuncio de la Encamisá, de nuestra fiesta, de nuestro amor por María, de nuestro orgullo por sentirnos en estos días, más que nunca Torrejoncillanos.
Maria: otra vez este año nos echaremos a la calle para acompañarte en las Novenas, distintas este año, pero para TI como siempre. Agotaremos cada una de ellas con el entusiasmo de los niños, esos niños que los de Torrejoncillo llevamos dentro, que no hemos perdido, que no hemos dejado de ser, y que nos permiten concebir y manifestar ese amor SENCILLO, CÁLIDO, EXTROVERTIDO, MULTITUDINARIO Y ENFERVORECIDO POR TI.
SÍ, unos hijos que te aclamamos delante de todos, sin ningún PUDOR, y sabiendo que nos escuchas, porque eres madre nuestra...Y EN EL SILENCIO, EN EL SILENCIO ÚNICO DE CADA CORAZÓN QUE A LA SALIDA DE TU ESTANDARTE TE HABLA, SE PRODUCE EL MILAGRO: LA COMUNICACIÓN CONTIGO MARÍA. TODO EL ESTRUENDO DE LA PLAZA, SE CALLA. TODO, SE PARALIZA UN SEGUNDO, ESE INSTANTE PRECIOSO EN QUE TÚ MARÍA ESCUCHAS NUESTRO RUEGO. LUEGO LA EMOCIÓN,...y a esperarte en cada
recodo, en cada casa del recorrido. Espero verte pasar por mi calle María y que te asomes a mi casa, igual que esa noche que viniste a vernos arropada por tus Paladines: te ofreceré coquillos y vino para que recorras con fuerza el resto del camino y un trocito de mi corazón se irá contigo, a peregrinar por las calles, mientras espero como cada año volver a verte pasar de nuevo.
El día de la Pura, tu imagen navegará de nuevo por encima de nuestras cabezas, quisiéramos acompañarte y esperarte, todo a un tiempo. Y este año...será distinto..., pero ya verás cómo te gusta...ya verás como nos las apañamos para estar todos contigo. Verás cómo un año más no te defraudamos.
Mis recuerdos de otras Encamisás, se remontan, como en el caso de casi todos vosotros a desde que recuerdo: Desde que no levantaba un palmo del suelo y llevaba un abriguito blanco con un gorro e iba a hombros de mi padre, que sorteando caballos, cohetes, tiros y personas, procuraba resguardarme donde menor ruido hubiera para que no me asustara, pero que en alguna ocasión resultó tarea imposible. También me llevaba a las novenas, (cuando era muy pequeña siempre me llevaba él), y desde que entrábamos le pedía que me subiera a la "tibluna", como él llamaba los lados laterales de la parte superior de la Iglesia, y desde allí, ubicada en uno de los semicírculos que hace la barandilla de hierro, y sin querer, jugando, hacía caer con los zapatos tierra a la gente que estaba abajo, y yo sólo entendía porqué me llamaba la atención mi padre cuando realmente veía mirar alguien hacia arriba, pues creía que no estaba haciendo nada malo.
Cuando ya de adolescente comencé a ir al atrio, a esperar al estandarte las noches de Encamisá, y experimenté esa sensación que nos embarga a todos los que llevamos dentro nuestra fiesta, no falté ningún año a la cita con María, cada 7 de Diciembre a las 10 de la noche: aprendí a hablarle a la Virgen desde allí: nunca se me dio bien echar vivas, pero siempre, cuando sale el estandarte, cuando veo la imagen de María el día de la Pura, le pido cosas, cosas para mí, para mi familia, para mi casa, recuerdo a las personas que quiero, a quienes está y a quienes no ... y luego me acuerdo un poco de todos, y me quedo triste pensando que al otro lado de la esquina del planeta, y ni siquiera sin acudir tan lejos muere gente injustamente, unas veces por culpa de la naturaleza y otras por culpa de las Naciones, y le pido a María que haga algo..., no sé bien qué... porque a nosotros la solución se nos está escapando de las manos...
Para mí, HABLAR DE LA ENCAMISÁ es hablar de una fiesta que proclama la HUMILDAD Y LA GRANDEZA A UN TIEMPO DE MARÍA, una fiesta de HONDO SABOR MARIANO.
La humildad:
María GRANDE, pero también HUMILDE en su Encamisá: sale a las calles a ver a su pueblo; si todo el año querría que estuviéramos cerca, en estas fechas aún más, y nos lanza una invitación tan próxima, tan cercana, tan salida de Ella, que es imposible negarse. ELLA SE BAJA DE SU ALTAR, REFLEJADA EN SU ESTANDARTE LA NOCHE DE LA ENCAMISÁ, y vuelve a bajar de nuevo EL DIA DE LA PURA, y se mezcla con nosotros, y está HERMOSA rodeada de todos nosotros: NO HAY MEJORES OFRENDAS , NO EXISTE MEJOR TRIBUTO QUE EL QUE RINDEN LOS CORAZONES: Y ESO ELLA LO SABE; sabe que existe un ramillete de rosas rojas más bellas que ningunas: los corazones torrejoncillanos unidos en el mismo sentimiento, en el mismo latir, rojos corazones rosas de fe para María.
Humilde, este año comparte la morada de una santo al que profesamos también mucho cariño y devoción, SAN ANTONIO, igual que en la primera Navidad de los tiempos, Jesús fue el Huésped de honor en un pobre portal, Ella de algún modo elige ser huésped en una ermita, pequeña y acogedora.
Este año hemos tenido la suerte de contar con unas semana Inmaculista, una semana que precedió el comienzo de nuestras fiestas y en la que esperaba aprender muchas cosas nuevas sobre María que luego os podría contar, y escuché CON EMOCIÓN experiencias entrañables, interesantísimas de portaestandartes, mayordomos, oferentes y pregoneros de años anteriores: experiencias que yo ahora compartía, y comprendía, sensaciones que comentaban a las que yo asentía. Pasaron por las jornadas también un Teólogo y nuestro paisano predicador de este año para hablar del Dogma de la Inmaculada concepción de María, yo percibí, que la imagen de nuestra Inmaculada, se me presentaba cada vez más sencilla, y más de verdad: María me devolvía el mismo reflejo de otras veces al mirarla: el de una mujer, santa, santísima y HUMILDE, ante todo humilde, una Madre, una amiga, la imagen que siempre tuve de Ella, GRANDE, PORQUE ES GRANDE, pero HUMILDE Y CERCANA. Que está deseando, al igual que nosotros, bajar de su altar para que la rodeemos con nuestros brazos.
LA ENCAMISÁ UNA FIESTA MARIANA, DE MARÍA, ¿Por qué? Pues porque me he parado a pensar en una Encamisá sólo histórica, sin María, que conmemora una batalla.
Unas fogatas en las calles, unos hombres encamisados a caballo recorriéndolas, unos faroles, muchos tiros, mucho ruido, mucho frío, y por supuesto, Una fiesta que por tanto no habría que ofrecer a la Virgen.
Unas espaldas de portaestandartes sin la Inmaculada: por supuesto, una Encamisá sin el Estandarte.
ausencia de manos al aire y de Vivas.
¿Creéis que alguien tendría interés en presenciar algo así?
QUÉ ENCAMISÁ más triste... Eso no es la Encamisá
María es el componente esencial, y nuestra Fé, el aliño mágico, que juntos logran lo que todos conocemos cada año como la fiesta más hermosa y que con mayor ilusión nos planteamos los torrejoncillanos.
LOS COROS Y DANZAS EN HORCAJO DE SANTIAGO
No quería dejar pasar esta oportunidad que se me ha brindado para hablaros de un pueblo, un pueblo hermano que tenemos los de Torrejoncillo, un pueblo que me hizo conocer mi madre (un beso que estás en casa viéndome):se llama Horcajo de Santiago y está en Cuenca.
Cuando un grupo de jóvenes de Torrejoncillo (El grupo de Coros y Danzas de entonces) nos trasladamos a Cuenca a actuar allí y a compartir con ellos parte de su fiesta, (La banda de música de Horcajo de Santiago había venido en una especie de convivencia también aquel año a vernos a nuestro pueblo), percibimos la similitud de ambas fiestas: Ellos, igual que nosotros cada 30 de Noviembre empiezan sus novenas en honor a María, su fiesta culmina el 8 de Diciembre, y lo más bonito: al ir nosotros a su novena esa noche comprobamos que era exactamente igual: allí estaba María Inmaculada coronando el altar, allí estaba aquel pueblo entero coreando sus vivas, su vítor, levantaban sus manos hacia Ella, igual que nosotros, y alguien gritó: ¡Vítor a María Inmaculada!, y contestábamos nosotros en nuestra lengua torrejoncillana :¡VIVA!
Bueno, pues
Para finalizar
Quisiera dar las gracias a todos los padres y madres de Torrejoncillo, porque con vuestro amor y cariño hacia vuestros a hijos, hacéis e hicisteis que vuestro amor por María y por nuestra fiesta sigan vivos en nosotros cada año.
Personalmente, gracias a mis padres, que cada día de mi vida, cada uno de un modo distinto, supieron inculcarme amor, respeto y un deseo entrañable de vivir cada año estas fiestas. A mi padre, como DIJE, por llevarme a hombros en las encamisás más tempranas de mi vida y de la mano a las novenas, y a mi madre, que por su profesión, y por su amor a todo lo que Torrejoncillo representaba se ocupó que desde las primeras ofrendas de flores yo tuviera preparado mi traje, y las flores y bueno, esas botas tan poco favorecedoras de corredera que nos ponían pero que qué guapas íbamos.
Dar las gracias también a mi familia por el apoyo que he recibido de ellos, a los que pueden oírme y a los que me escuchan con los oídos del alma. Gracias.
A todos, a los que están y a los que no, a los que está contigo María, gracias por haberme hecho parte de vuestras vidas, por haberme dejado vivir un pedacito de las vuestras y por inculcarme desde niña vuestro amor por MARÍA.
QUERÍA esta noche, amigos torrejoncillanos, que me saliera todo del corazón, que este pregón que ofrezco a María y a todos vosotros os hiciera llegar su aliento, su calor, su amor. Quería que mis palabras fueran esas flores que este pondré de un modo distinto a sus pies el día de la Ofrenda, quería que mis palabras fuesen una oración, porque a María se le reza de muchas maneras...
Por supuesto quería que Ella permitiera que esta noche y todas las noches de Encamisá y días de Pura de nuestras vidas se acercaran a contemplar con nosotros nuestra fiesta aquellos a los que echamos tanto en falta y llevamos en nuestros corazones.
Quería pedirte, maría, que nunca nos dejes solos, que hagas tuyas nuestras vidas, nuestros pequeños mundos, nuestras grandes y nuestras pequeñas preocupaciones, nuestras inquietudes y desvelos, y por supuesto que hagas tuyas también nuestras ilusiones, nuestros logros, nuestros éxitos y todas las cosas alegres y buenas de nuestra vida, y que me permitas, en esta noche decir con Fé:
¡¡¡VIVA MARIA INMACULADA!!!
¡¡¡VIVA LA REINA DE LOS ANGELES!!!
¡¡¡VIVA LA PATRONA DE TORREJONCILLO!!!
Muchas gracias.