Srta. Conrada Sánchez Montero
Santísima Virgen María, Madre mía y Madre de todas las niñas:
Voy a dirigirme a Ti con el lenguaje sencillo, pero propio de una hija que ama y que ama y que se siente emocionada, por ser la portadora del Mensaje de Amor, que este pueblo, te tributa a Ti, la mejor de todas las madres.
Estoy segura que en este momento tu mirada amorosa, está clavado sobre todas nosotras y también sobre nuestras madres de la tierra, que tienen la misión de hacer visible, con su ejemplo de virtudes cristianas, tu divina maternidad.
Por eso, hoy, en nombre de todos los niños y niñas, me atrevo a darte las gracias por el regalo de esas madres, que en medio de caricias y de besos, nos han inculcado un tierno amor hacia ti.
No puedo olvidar pediré que tengas a tu lado, sentadas junto al trono de tu Hijo, a esas madres que han abandonado este suelo pero que también han repetido una y mil veces: ¡Quiere mucho a la Virgen, hijo del Alma!. Mira de un modo especial a esos compañeros porque, ellos, necesitan, más que nadie, saber que desde el cielo dos Madres los cuidan.
Me quedo contemplándote, y estoy segura que Tú has sido y eres la Mujer, más bella de todos los tiempos, no solo por tu belleza física sino, sobre todo, porque poseen, la Belleza Inmaculada. Quiero pedirte en este día, en que hablo en nombre de la infancia de nuestro pueblo, que tratemos de parecernos a Ti, pues toda buena hija ha de parecerse a su madre en la virtud. Así complaceremos tu deseo de vernos piadosas y con una vida pura, cual azucena y lirios blancos, que embellecen el jardín del Divino Jesucristo.
Sé que me estás escuchando como lo hacen las madres con sus hijas y por eso te suplico: consueles a tantas personas de Torrejoncillo que sufren de soledad, que conserves entre nuestros padres la firmeza de la Fe, la paz del hogar, la salud y la alegría de la vida. Que tiendas tu manto sobre los que hoy faltan de nuestro pueblo y que añoran el poder estar a tu lado.
Que oigas las plegarias de los que han perdido el mayo de sus vidas y que a pesar de los abruptos caminos y cuestas arriba, te anhelan y aman, como cuando eran niños. Que guíes a nuestros maestros para que continúen formándonos en el camino que nos conduce a Ti. Y que aquellos que se han desviado de tu senda, puedan levantarse y así, su arrepentimiento, sea su mejor ofrenda.
Finalmente Madre Inmaculada, a Ti, que eres la Flor de las flores, te ofrezco este ramillete de rosas y claveles, símbolo del perfume de nuestras almas y de nuestro sincero amor hacia Ti.
Permíteme terminar con unas estrofas que expresan nuestro anhelo y nuestra súplica hecha poesía:
Duélete Virgen de mi,
mira bien nuestro dolor
que este mundo pecador
no puede vivir sin Ti.
Tú que eres flor de las flores
Tú que del cielo eres la puerta,
Tú que eres olor de olores,
Tú que das gloria más cierta,
Sálvanos, pues eres Madre nuestra.
¡ VIVA MARIA SANTISIMA !
¡ VIVA LA PURISIMA CONCEPCIÓN !
¡ VIVA MARIA INMACULADA !