Srta. Mavi Correa Gil
Madrecita nuestra María Inmaculada:
Un año más, nos reunimos próximas las fiestas tan entrañables de nuestra “Encamisá” para ofrecerte nuestras flores.
Cada año, hemos venido haciéndote el homenaje de amor y cariño que todos sentimos hacia ti.
Primero fueron las mujeres torrejoncillanas, nuestras madres, las que se acercaron a ti, con amor de hijas, al mismo tiempo que te exponían sus problemas, pidiéndote comprensión de madre, tú que también lo fuiste pasando por las penas y alegrías que sufriste en este mundo.
Después se postraron ante ti, nuestras hermanas mayores, juventud pujante con ansias de vivir, de alcanzar triunfos y glorias. Ellas te necesitaban, el mundo les resulta difícil para mantenerse en línea recta de conducta y ellas querían tenerte como modelo para que sus vidas fuesen reflejo de la tuya, fuente de pureza.
Hoy somos nosotras, niñas de Torrejoncillo, las que venimos acompañadas de nuestras mayores, a rendirte el más fiel y cariñoso homenaje. Venimos a traerte flores para que estés más hermosa y luego piropearte como sabemos hacerlo los torrejoncillanos. A cambio te vamos a pedir muchas cosas, que estamos seguras, Virgencita, nos las vas a conceder.
Todavía somos pequeñitas y no sabemos lo que es la vida. Necesitamos cuidados y cariño a nuestro alrededor. Al igual que pajarillos en el nido y sin saber volar, necesitamos el calor y el amor de nuestros padres. Tú, madrecita nuestra, vas a conceder a nuestros papás, muchos años de vida para que crezcamos a su amparo. Ayúdales a resolver sus problemas y hazlos muy felices.
No olvidamos a nuestros abuelitos, son muy buenos y les debemos cariño y respeto, ya que ellos al igual que nuestros padres, sienten las mismas preocupaciones y desvelos. Dadles paz y felicidad hasta el término de sus días.
También te pedimos por nuestros hermanitos, por nuestros familiares y amigos… por los ausentes que tuvieron que marchar a tierras… por los que nos dejaron para siempre y descansan el la eternidad… por tu pueblo Torrejoncillo, que te quiere y aclama como Reina.
Y por último, por nosotras, tu pequeñas… Recuérdanos siempre virgencita… y cuando empecemos a vivir el camino de la vida… ¡No nos abandones!... Guíanos siempre por el camino recto, consérvanos siempre puras e inocentes, hasta el día que el Señor nos llame a su presencia y cogidas de tu mano, nos lleves al cielo para estar contigo eternamente.
¡VIVA MARÍA INMACULADA!