Srta. Estrella Rodrigo Hernández
Inmaculada, Virgen Mª Inmaculada, Madre, Amiga, Purísima, Patrona.
Aquí me tienes, jóvenes y torrejoncillana, que vengo para hablar contigo en nombre de mis paisanas.
No sé cómo comenzar a decirte lo que siento, la emoción ahora me embarga y hace imposible expresar tanto amor sin poner barreras a mi corazón. No obstante como en tu pecho mis pobres palabras encontrarán cariño, ternura de madre, consuelo… ¡quiero intentarlo!
Un año más aquí estamos. No podemos, no queremos faltar a esta cita. ¡Mira Madre!, algunas llegan de lejos, otras de lugares más cercanos pero todas, ante tus plantas postradas, venimos a ofrecerte en nuestros ramos lo mejor de nuestras vidas y lo que no lo que tanto para que tu dulzura infinita nos ayude a transformarlo.
A Ti María, Torrejoncillo te ensalza. Dentro de poco los hombres te dirán con escopetas lo que hoy las mujeres con estas flores te ofrendan. Niñas, jóvenes, mayores… todas Madre, ¡nos ves?, luciendo airosas nuestros pañuelos y sayas hemos acudido a Ti al toque de tu llamada, a celebrar esta fiesta hermosa donde las haya, porque eres Tú, nuestra Pura, la que en verdad nos reclama.
Te admiro porque eres Reina del Cielo, Rosa de Alejandría y Patrona de este pueblo, pero… por ser MADRE ¡te quiero!
Agradecida te estoy, gracias Inmaculada, por ser tu hija y no dejarme rendir aunque faltaran las ganas. Por poner en mi camino el amor de una familia, la ilusión de una esperanza y aquellas manos amigas cuando las necesitaba, porque en los momentos negros escuchaste mi plegaria y porque sabes unirnos en esta tu hermosa casa donde eres para tus hijos remanso de dulce paz
¿Te das cuenta Inmaculada?, hoy me siento tan cercana que hasta me atrevo a pedirte, no desvíes la mirada.
¡Cuida de este mundo, Madre! ¡Mitiga el sufrimiento de otras razas y eleva un altar a la amistad! Porque eres Madre y Amiga y tu promesa es sagrada intercede ante tu Hijo para que cesen las guerras y suenen en la Tierra los himnos de la paz.
Por los que sufren la ausencia de algún miembro de su casa, hoy los tenemos presentes, nuestra memoria no falta. Ellos desde la distancia ya cuentan las campanadas, los tiros y los cohetes… ¡lágrimas surcan sus caras!, tienen en sus mente otras ofrendas pasadas y la ilusión de una madre que espera una llamada que diga: ¡esa noche estaré en casa!
Por nosotros jóvenes del mundo, símbolo de la esperanza de unos padres que a veces, sufren, aman y callan. Por ello Madre te pido que seas nuestro amparo y guía son muchas las ocasiones para tirar la toalla.
Por tempranas vidas que desde el cielo nos guardan.
Cuida de nuestros padres porque nos dan todo lo que llevan dentro, siendo en las aflicciones nuestra ayuda y amparo, siempre con el mismo cariño fraterno.
Por nuestros mayores que nos hicieron sentir esta tradición tan nuestra.
Por los niños que sin comprender lo que pasa alzan hoy sus palmas y aprenden desde pequeños a amar a su Inmaculada.
Por el pueblo que te honra para que su fe no decaiga y porque eres Tú su patrona ¡no callarán sus gargantas!
Por todos Madre te pido, espero no falte nada. Mis ojos no pueden más y mi corazón estalla. Llega el momento de irme, la alegría me acompaña, porque he hablado con mi Madre, ¡Con mi Madre más del alma!
¡Ya sabes lo que siento!, sólo me queda decirte que mi corazón no aguanta, que no sería feliz si mi garganta callara y me fuera sin decir aquí a tus plantas:
¡VIVA Mª INMACULADA!
¡VIVA LA REINA DE LOS ÁNGELES!
¡VIVA LA PATRONA DE ESPAÑA!