Dña. María José Torres Moreno
María, en un día tan especial como hoy, he sido la elegida para representar a mi pueblo, para dirigirme a ti, y siendo sincera te diré, que no se ni por donde empezar, mi voz tiembla, mi corazón palpita cada vez con más intensidad, las palabras parecen no querer salir... tengo que señalar, que esta ofrenda iba dirigida hacia mi hijo, Edgar, pero el destino quiso jugarnos una mala pasada, puesto que hace tan solo unos días, mi primo, Carlos, perdía la vida en un trágico accidente de tráfico, teniendo solo 23 años, es por ello, que quiero hablar contigo, por él, por ese angelito que hoy ilumina tu imagen pura... por mi cabeza se pasó la idea de no venir, pero finalmente, en estos duros momentos, he decidido estar aquí, para compartir contigo, dos sentimientos bien distintos, por un lado, alegría por mi niño querido y, por otro, el amargo dolor por una muerte tan inesperada...
Se que para ti, ha sido y será, un año muy importante y especial, pues en pocos días vas a ser coronada; aunque entre tu y yo, te diré, Madre, que para nosotros, los torrejoncillanos, no es necesario que te coloquen una corona, puesto que tu ya eres grande como eres, tan generosa y resplandeciente que la corona apenas se va a apreciar....
Virgencita, hoy vengo con un propósito que tengo que cumplir, sacarme una espina que en mi pecho tengo clavada, y es por ello, que vengo a pedirte perdón y darte las gracias por todo lo que por mi hijo has hecho.....
Perdón, Madre Mía, porque un día, puse en duda tu grandeza y generosidad, vine como tantas otras veces, a pedirte un milagro, que desgraciadamente no me concediste. En esos momentos de tristeza y amargura, sentí resentimiento hacia ti. Algo similar le ocurrió a mi hermana y entonces mi resentimiento aumentó, tanto que sin saber muy bien porqué me alejé aún más de ti...
Al cabo de un año, tú, Madre mía, le concediste a mi hermana el privilegio de ser madre, por lo que decidí venir a hablar contigo, pedirte perdón...también escuchaste mis suplicas, cuando te pedí por la salud del niño de una amiga, que con apenas unos meses puso su vida en tus manos, y gracias a ti, todo quedó en un susto.
Las cosas no podían ser tan sencillas, ya que algo impensable para mí sucedería, ver como lo más grande que tengo en la vida, mi niño querido, de tan solo cinco añitos, estaba en la cama de un hospital, ver como una enfermedad lo llevaba a un quirófano de manera inmediata e inesperada. Fueron momentos muy duros y difíciles de explicar, oír a mi niño llamarme y no poder abrir esa puerta y abrazarle... Momentos de tristeza, incertidumbre y soledad, pues a pesar de estar rodeada de mi gente, intentando con sus palabras calmar mi angustia y dolor, me sentí tan desconsolada al tenerte tan lejos... ¿por qué ese sentimiento afloraba en mí, si con su amparo debería ser suficiente?...
Virgen Santísima, en esos momentos te busqué y lo único que tenía era tu medalla, en mi pecho, aferrándome a ella, la cogí en mi mano y te supliqué por su vida, se que fui egoísta y que solo pensé en mi hijo y en mi, sabiendo que en el mundo y a diario, hay madres en situaciones similares a la mía.
Te agradezco Madre, que escucharas mis lamentos y suplicas, que no abandonaras a mi niño ni un solo momento, que lo arroparas con tu manto y lo ayudaras a salir adelante, aliviando su dolor y dándole la dicha de estar aquí al lado de los suyos, de los que lo queremos y no podemos estar sin él. GRACIAS, MADRE MÍA, GRACIAS....
También te doy las gracias por proteger y dar fuerzas a este niño que llevo en mi vientre, tan pequeño, fuerte y luchador, que ha salido adelante incluso pasando desapercibido, ya que en esos duros momentos nadie se acordó de él....
Ahora tengo una deuda muy grande contigo, hoy venía a descargar esa presión contenida que tengo en el pecho, porque puedo mirarte y a la vez gritarte, para darte las Gracias Madre Mía, por la vida y salud de estos niños, por los que tanto te he rogado. Gracias por un milagro tan grande, aunque ahora he de reconocer que esa presión, hoy por hoy, después de lo sucedido hace unos días, sigue ahí contenida...
Mi meta en la vida, es que mis hijos te respeten y quieran tanto como yo, a mi angelito lo tengo aquí presente conmigo, con su capa y tu precioso ramo de flores, ha venido a agradecerte que no le dejaras solo ni un instante...
Madrecita, ante mi egoísmo, pedir por todos los niños del mundo, que son indefensos, inocentes y no deberían sufrir, pedir también por todos los enfermos, para que les ayudes a aliviar esas angustias de dolor y como no, por todos aquellos que de una u otra manera están sufriendo...
Pedirte también por las personas queridas que desgraciadamente ya no están con nosotros, como mis abuelos, el padre de mi marido, que se marchó de su lado siendo muy joven, también te pido consuelo para mi familia, ya que nuestros corazones sienten un gran dolor ante una pérdida tan injusta e inesperada como ha sido la de mi primo, él solo empezaba a vivir... Desgraciadamente, como nosotros hay muchas familias, es por ello que tengo que pedir tu bendición y consuelo ante unos sentimientos tan dolorosos....
Ha llegado el momento de despedirme, y aún no queriendo ser reiterativa, vuelvo a darte las GRACIAS, en nombre de mi hijo, pero a día de hoy, tengo que seguir pidiéndote perdón, porque mi corazón continúa rencoroso, y sobre todo resentido, pero ese, será ahora mi castigo, llevar conmigo ese resentimiento tan injusto que tengo hacia ti. Perdón Virgencita, Perdón.
Te dejo ahí resplandeciente como una rosa en un día de primavera, cosa que nunca conseguirá hacer ni un manto, ni una corona, ni todo el oro del mundo que pongamos a tus pies. Tú, Madre Inmaculada, siempre serás el rayo de luz que más fuerte brille en un inmenso cielo azul, por tu humildad, grandeza y generosidad, por hacer que en un verano gris, resplandeciera la luz del sol, no se muy bien como expresar lo que mi corazón siente, es por eso que pido a todos los aquí presentes que unan sus voces a la mía, para hacer temblar cada rincón de nuestro pueblo al gritar tu nombre.
¡¡¡VIVA MARÍA INMACULADA!!!
A mi prima Silvia Rodrigo, por su colaboración para crear esta oración a nuestra Madre.