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Dña. Conrada Pérez Bravo

 

1993 Dª CONRADA PERES BRAVO

            ¡Madre!

Aquí me tienes, junto a todas las torrejoncillanas, sin diferencia de edad, con nuestros pañuelos de gajo y nuestras sayas. Todas unidas, mayores y pequeñas, acudimos ante Ti, para hacerte entrega de nuestro amor, materializado en ramos de flores.

Hoy, hace aproximadamente un año, cuando a las cinco de la tarde repicaban las campanas: te vi., hermosa, radiante y pura, como la mujer más guapa que jamás ha pisado la tierra, entrabas en tu casa en volandas, entre nubes de pólvora, a la vez que miles de lágrimas y piropos salían de nuestros ojos y gargantas. Después de rezar la Salve, yo, al igual que muchas torrejoncillanas, te dije:

¡MADRE!, ¡HASTA EL AÑO QUE VIENE¡ 

Tú, sabes que estamos contigo durante todo el año y te llevamos siempre presente en nuestras vidas: quizás, no estemos todas juntas a la vez contigo como en estos días, paro cada una de nosotras, en su corazón guarda un rinconino para darte gracias por permanecer siempre a nuestro lado.

¡MADRE!

Quiero pedirte, en este día tan especial para todos los torrejoncillanos, por aquellos seres queridos que hoy están contigo, allá arriba, en el cielo, sentados a tu lado y al de tu hijo, a lo mejor, también te están ofreciendo flores como nosotras y piropeándote a gritos.

¡MARÍA!

Recuerdo cuando era niña: una hija tuya, junto con mi madre, me cogía del brazo y me decía: “Vamos, que hoy, hay novena de la Pura”. Yo, las acompañaba y sentadita en el banco escuchaba lo que de Ti decían: Así, aprendí a amarte. Por eso María, danos fuerza y fe a todas las madres para poder enseñar a nuestras hijas a conocerte, quererte y amarte, como nos lo enseñaron a nosotras.

¡MADRE!

Conoces y sabes de las dificultades del vivir cotidiano, de los muchos problemas que nos rodean, y lo fácil, que la vida ofrece motivos para torcer nuestros pasos de rectitud: drogas, paro, sexo, guerras, luchas… enséñanos, a que nos respetemos siempre y que nos amemos los unos a los otros como Tú nos enseñaste.

Por último, Madre, decirte que nosotras mujeres de Torrejoncillo, queremos ser:

-     Sencillas, como luz de amanecer.

-     Humildes, como el vuelo del gorrión.

-     Fortalezas de Fe, como lo eres Tú.

-     Flores, como las que te ofrecemos, para dejarnos acariciar por tu amor.

-      Y ante todo, torrejoncillana, para poder gritar bien  alto: 

                 ¡VIVA MARÍA INMACULADA!

                 ¡VIVA MARÍA SANTÍSIMA!

                 ¡VIVA LA PATRONA DE TORREJONCILLO!