Los Paladines de la Encamisá surgen ante el declive de la mayordomía. Nos trasladamos a la década de los cuarenta. El mayordomo, una de las figuras claves en la preparación y desarrollo de la Encamisá, se designaba tras un ofrecimiento voluntario. El motivo solía ser por promesas o por ofrecimientos que se realizaban a la Virgen. Este se encargaba de toda la organización de los festejos corriendo con los gastos que llevaba consigo la fiesta. En más de alguna ocasión se hacía inevitable la colaboración de toda su familia con lo que se conformaba la Mayordomía.
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Queremos que quede constancia como homenaje al que realmente fue autentico promotor de la Asociación, el ya desaparecido Pedro Emilio Núñez Serrano, verdadero instigador de la idea de hacer algo que resolviera para siempre el gran problema que ya había surgido en los años 1.966 y 1968 de encontrarse la Virgen sin Mayordomo como consecuencia de los gastos tan considerables que suponía la Mayordomía.
Con este fin comenzaron en 1.973 unos primeros contactos, como ya decimos promovidos por Pedro E. Núñez Serrano y en su domicilio, además de él, Eloy García Sánchez, Manuel y Ángel Galán Núñez, Anselmo Muñoz Miura, Andrés Santos González, Natalio Llorente Cuarental y Vicente Martín Sánchez.
En las primeras reuniones se estudiaron y sopesaron todos los pros y contras que podían surgir en la empresa que se proponían llevar a efecto y se comenzó a dar forma a la misma.
Lo primero fue dar nombre a la Asociación y para ello, se acordó en una de las reuniones llevar a la siguiente un nombre, como así se hizo, siendo elegido por unanimidad, el aportado por Ángel Galán Núñez, del ya conocido de PALADINES DE LA ENCAMISA. Seguidamente había que pulsar la opinión del pueblo y esto resultaba mucha labor para tan poca gente por lo que hubo necesidad de pedir colaboración a 15 ò 20 señores.
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Se formaron 4 grupos de 4 y recorrieron todas las calles del pueblo, 2 por cada acera, en sucesivas noches, explicando casa por casa, la idea de la Asociación.
Se hizo lo mismo en Valdencín y Rincón de Obispo y como se encontró una favorable acogida no dudaron en seguir adelante.
Se hacia necesario la confección del reglamento por el que había de regirse la Asociación, por lo que se encomendó el mismo a Dn. Antonio Gil Martín quien lo hizo desinteresadamente. Una vez confeccionado este, celebraron una reunión con todas las personas que acudieron a la llamada en el antiguo cine Albernia donde fue aprobado el primer reglamento de la Asociación.
Toda la marcha posterior queda reflejada en las sucesivas actas.